La paradoja

Desde hace varios años venimos advirtiendo que uno de los objetivos de la izquierda, en Colombia, es sacar del camino a las Fuerzas Militares, dado que son el obstáculo más grande que se interpone entre sus amigos “revolucionarios” y la toma del poder.

Recuerdo que nos vendieron la idea de que “La Revolución” era la búsqueda de unos objetivos de igualdad, de justicia social y creo que muchos, de niños lo creímos. Sin embargo, suponiendo que aquello tuviera buenas intenciones o fuese cierto, fue tal la dificultad para conseguirlos y convencer a los pueblo de sus bondades, que se fue ensuciando día tras día, en las diferentes partes del mundo y Colombia no fue la excepción.

Quizás todos o al menos muchos, de niños, creímos en ideales como la igualdad, la justicia social y la consecución de la felicidad. Admirábamos al “Che Guevara”, sin saber quien era en realidad. Recuerdo tener en mi habitación, siendo apenas un niño, un afiche muy grande con la imagen del Che Guevara, pintado en una cartulina con “tinta china” como símbolo de libertad y de igualdad. Nos lo vendieron como un gran héroe idealista que buscaba un mundo mejor para todos, cuando en realidad era un sicópata sanguinario que fue apodado “el carnicero de la cabaña”. Cuenta la historia que este sicópata se postulaba el mismo para ejecutar los fusilamientos de los enemigos de Castro en el tristemente célebre “Paredón”.

Por esa inocencia de la juventud y la falta de información, es que la izquierda promotora de la violencia encuentra auditorios vulnerables para vender ideas que están llenas de argumentos irrefutables pero que distan mucho de ser su verdadero objetivo. Muchos dirán que ser de izquierda no necesariamente significa ser guerrillero, pero hasta muchos de ellos mismos ignoran que hasta finales del siglo XX el partido comunista colombiano, tenía vínculos reconocidos con las Farc o que Cuba fue el principal instrumento del comunismo para apoyar, enseñar ideología y entrenar a los guerrilleros de todo el continente Centro y Sur Americano.

Pues todos estos intentos revolucionarios se fueron ensuciando las manos de sangre, cocaína, reclutamiento forzado, violaciones de niñas y niños, abortos forzados, actos terroristas con artefactos colocados en centros comerciales, siembra de minas anti-persona en los campos, ataques a las poblaciones más pobres, secuestros, masacres indiscriminadas de personas, actos terroristas contra la naturaleza con la voladuras de oleoductos, deforestación para siembra producción y tráfico de estupefacientes que acaban con la juventud.

Es realmente paradójico que sean los parientes ideológicos y los mismos guerrilleros, quienes para engañar a los pueblos y a sus juventudes, sean hoy los abanderados de todo lo opuesto a lo que practicaron por décadas. Hoy en día son ellos quienes dicen que quieren la paz que nunca respetaron, son los defensores de los derechos humanos que vulneraban sin vergüenza, se dicen defensores de las mujeres y de los los niños cuando promueven el aborto indiscriminado, posan de defensores del medio ambiente y hasta llaman a sus movimientos con nombres tales como “Los Decentes”, “Colombia Humana” y hasta tienen la desfachatez de decirse demócratas con nombres como “Polo Democrático”.

Es paradójico también que criminales de lesa humanidad estén hoy en el congreso, sean los invitados principales a las universidades para “hablar” (adoctrinar) con los jóvenes estudiantes y tengan la posibilidad de llegar a la presidencia, utilizando la democracia de un país, sin pasar por la justicia que nos castiga a todos los colombianos gracias a que se ha creado una instancia de impunidad llamada Justicia Especial para La Paz (JEP) con un cuento falaz que sostiene que la justicia no tiene que ser punitiva sino “restaurativa”, término que nadie entiende ni entenderá, cuando se confronta a la gran mentira que fundamentó los acuerdos en los que se dijo que lo fundamental era la verdad, la justicia y reparación.

Hoy no hay verdad, solo mentira. Se han creado instancias que contarán, a los colombianos y a nuestros descendientes, una verdad amañada. No hay justicia pues los ha dejado libres aunque hayan cometido los peores crímenes. No habrá la tal reparación a las víctimas porque las Farc no entregaron los recursos producto de la producción y venta de estupefacientes, del secuestro y del abigeato.

La gran paradoja envuelve a todos los estamentos de una sociedad permeada por ideologías signadas por la mentira y el engaño, enferma de ingratitud, pues les da la espalda a sus soldados que se jugaron la vida por defender la democracia (miles murieron), la vida y los bienes de todos nosotros, y aunque la mayoría no tenemos muchos bienes, al menos defendieron nuestra libertad.

Equiparar a nuestros soldados con los peores delincuentes de la historia y juzgarlos en las mismas instancias creadas por los delincuentes, para favorecerse ellos mismos y para vengarse de los soldados por no permitirles la toma del poder en forma violenta, refuerza nuestra tragedia y delata la cobardía de todo un pueblo.

Sin embargo, es tan grave, todo lo estructurado por Santos, Jaramillo, De La Calle en connivencia con las Farc, que les entregó “derechos” superiores a los de todos los colombianos y les permite ejercer en democracia sin haber pagado sus crímenes, les entrega la construcción de una verdad sesgada y la forma de condenar a todos nuestros militares en una venganza declarada por años.

@jebotero