El engaño a las víctimas

Varias veces he solicitado por twitter y personalmente, a muchas personas, que por favor me expliquen ¿que papel juegan las victimas de los paramilitares en una negociación con las FARC? Realmente nadie me ha dado una respuesta contundente, así que aventuraré una, que no me parece para nada aceptable, pero que es producto del conocimiento de la historia sobre estos temas y quizás la única opción que nos deja el gobierno. con sus poco claras explicaciones de su, bien irregular, proceso de paz con esta guerrilla, lo cual nos lleva pensar que es un engaño más..

Lo primero que vemos es que el gobierno ha demostrado demasiada ansiedad por la paz y tal parece que las FARC se aprovechan de ello, como sucedería en cualquier negociación, el que compra no puede mostrarse ansioso porque le suben el precio. Esto es justamente, el gobierno quiere la paz a cualquier precio, la quiere comprar y para ello el vendedor, las FARC, le están subiendo el precio.

Pero ¿cuál es el precio en el caso de las víctimas? En el punto víctimas, de las negociaciones, el precio es alto. Buscan que el gobierno reconozca su responsabilidad en los crímenes de los “paramilitares” y de algunos agentes del Estado, que pudieron cometer excesos, y que acepte que todos esos crímenes se cometieron a instancias de una política de Estado, lo cual es absolutamente falso. Todo apunta hacia esa conclusión. La historia será cambiada y escrita del modo que a las FARC y toda la izquierda internacional les convenga, la necesitan así y ya han logrado que así sucediera en otros países. En virtud de esta “verdad” construida a la fuerza, los guerrilleros terminarán graduados e “víctimas” de un Estado terrorista y sanguinario, los militares irán a la cárcel y los terroristas estarán en el poder, en poco tiempo. Ya hay ejemplos: Petro, Navarro y otros en el poder, Plazas en la cárcel por unos desaparecidos que no existieron.

No olvidemos que significa la palabra “paramilitares” que todos repetimos aún sabiendo, algunos de nosotros, que está mal utilizada. Una organización paramilitar es una organización civil con apoyo del estado y estructura militar. Valgan como ejemplo la Policía Nacional, los Bomberos y la Defensa Civil.

¿Para que llamar paramilitares a las autodefensas campesinas que luego fueron conquistadas por el narcotráfico? (AUC, así se llamaban). Fácil, en el pasado, cuando se han cometido masacres, por parte de los mal llamados “paramilitares”, la justicia internacional ha condenado al Estado colombiano por estos crímenes. Las condenas, contra Colombina, se basan en el supuesto vínculo, que dicen existe, entre estos grupos y el gobierno. Los “demuestran” con pruebas manipuladas, mal intencionadamente, por las consabidas ONG de izquierda, que usualmente presentan estas demandas, consiguiendo el efecto deseado por ellas y dañino para nuestros intereses.

Es por esto que ciertos periodistas y académicos, que simpatizan con la izquierda, se niegan a aceptar que los “paramilitares” se desmovilizaron y se acabaron en el gobierno de Uribe, lo que hoy quedan son bandas criminarles llamadas Bacrim, de gente que no se desmovilizó pero que no están ejerciendo ninguna lucha contra-revolucionaria como la de los pretendidos “paras”. Les interesa revivir el nombre para que no se “pierda” el vínculo y así lograr nuevas condenas.

El gobierno aceptó esa imposición, y de que manera, aceptando que en cada grupo de víctimas que viaja a La Habana, solo 4 de cada 12 son víctimas de las FARC y el resto supuestas víctimas (algunas bien dudosas) de “paramilitares” y de agentes del Estado. No sabemos realmente, las que si son víctimas, a que van. Con todo y ello, algunas de sus victimas son descalificadas públicamente por el grupo terrorista, como es el caso del General Mendieta (secuestrado por más de 11 años) que estuvo en La Haban con el grupo de la primera semana de octubre (2014), de quien dicen que no fue víctima sino prisionero de guerra por ser policía o de la Dra. Clara Rojas, política secuestrada por más de 6 años, hoy congresista a quien tampoco reconocen como tal.

Se ha sabido que a las víctimas, que han ido a esos encuentros, no les han pedido perdón ni les han ofrecido reparación. Algunas van aleccionadas pidiendo un cese bilateral del fuego, es decir, enviar al ejército a los cuarteles, para que Colombia quede inerme ante los grupos que aún delinquen. A otras les han dicho, en los pasillos, que “asesinar a toda su familia fue un lamentable error”, según contara una de las víctimas que estuvo en Cuba, familiar de los Turbay, familia casi toda asesinada por las FARC en el Caquetá.

La charada continuará y el gobierno, en su mendicante negociación, seguro hará muchas más concesiones en otros campos, todas de doble filo, que nos dejan ante una paz abusiva que seguramente firmarán pero lamentaremos todos. En otro momento hablaremos de otros temas que nos preocupan fuertemente.


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