El General en la hoguera

Infame, por decirlo menos, es la actitud de muchos, que se regodean como caníbales con la honra y mancillando el nombre de un héroe de mil batallas. Políticos de todas las tendencias y ciudadanos del común, han hecho gala de expresiones con bajezas imposibles de repetir, al punto que han logrado sobresaltarme cuando yo pensaba que ya nada podría sorprenderme.

Yo creo en la palabra del Señor Brigadier General Rubén Darío Alzate, a quien no conozco, pero creo que en su sinceridad porque veo a militar que se viste de honor y tengo conocimiento que existen misiones sociales, como la que describe estaba cumpliendo en sus funciones de comandante militar de la zona del Chocó y que algunos incrédulos e irrespetuosos se burlan diciendo “ahora cuéntenme otra de vaqueros”.

Ese tipo de proyectos sociales, que mencionó el General en su declaración, hacen parte de una estrategia del Estado llamada Acción Integral. A este tema me referiré en los siguientes dos párrafos, tratando de ser sucinto y espero ser claro con mis amables lectores.

Las Operaciones Sicológicas, podríamos decirlo, son el origen de la Acción Integral, estas tienen como objetivo apoyar las operaciones militares y se centran en la búsqueda del favor de las comunidades, apoyándolas, en las zonas de conflicto principalmente. La doctrina de las Operaciones Sicológicas es importada y aplicada recientemente en guerras como las del Golfo Pérsico. Gradualmente fue adaptándose a la realidad colombiana y considerando necesidades específicas complementarias del conflicto colombiano. Así nace la Acción Integral, como doctrina generada al interior de las FFMM que paralelamente a las operaciones militares, lleva años, apoyando a la comunidad y tratando de mejorar sus condiciones de vida, no siempre con muchos recursos pero si con mucha convicción, voluntad y sentido social.

La Acción Integral evolucionó y posteriormente se adoptó por el Gobierno del Presidente Uribe, como una política de Estado, la cual se constituyó en herramienta fundamental de una política de consolidación – también llamada plan de recuperación social del territorio-. Se creó una oficina en la Presidencia de la República que se llamó Centro de Coordinación de Acción Integral -CCAI creado en 2004-, desde la cual se coordinaba para llevar todos los servicios del Estado a las regiones “liberadas” y así comenzar a resolver el grave problema de la ausencia de Estado: justicia, salud, seguridad, acueductos, alcantarillados, energía, vías de comunicación, son apenas una corta mención de lo que se adolece en esas regiones. En estas tareas de recuperación social del territorio juegan un papel importante las FFMM.

Pero ¿Como se hace la Acción Integral? Con las propias comunidades, quienes deben identificar sus necesidades y definir prioridades para ajustarse a los presupuestos disponibles. El General Alzate reconoce haber fallado en los protocolos de seguridad. Creo que pecó de confiado por su compromiso con estos programas. Quienes hemos trabajado en proyectos sociales o que beneficien a las comunidades, sabemos lo apasionante que puede ser ese ejercicio y los retos que ello implica. Por esta razón, nuevamente lo digo, creo en la versión del General. Quizás fue traicionado por algunos lideres de la comunidad, con los que seguro debió trabajar estrechamente generando confianza. ¿Lo traicionaron? Seguramente, pero solo él podrá decírnoslo, pero según se supo el mismo día de su rapto, este General estaba totalmente sumergido en este tipo de misiones.

En Colombia se han invertido los valores. Hay mucha gente que tiene un afán destructor de sus congéneres, condena al secuestrado diciendo que él tuvo la culpa de su secuestro. Si a alguien le roban su celular, espetan “como es de animal que habla por teléfono en la calle”, si violan a la mujer, censuran “como es que se puso minifalda”. Si manosean a una muchacha en Trasmilenio, sentencian “porque, estando tan buena, usted se atreve a subirse al bus”. No amigos, la culpa es de los criminales o quizás quieran buscar culpables en los gobiernos ineptos que no han hecho nada por mejorar dejando crecer el caos en que estaba sumido el país hasta 2002.

Al General lo enviaron a la hoguera y la gente goza con el espectáculo, todos quisieran echarle una porción de leña encendida, que grotesco, empezando por el Presidente. Pareciera que la orden vino de las FARC. La amenaza al gobierno, hecha pública, es no reiniciar los “diálogos de paz”. Otra razón que salta a la vista, es publicitaria, para relanzar los diálogos suspendidos provisionalmente a raíz del secuestro del General, gracias a la presión que el gobierno recibiera. El mensaje no podría ser más erróneo.

No seamos fariseos, acusar al General de mancillar el honor militar, porque fue obligado a tomarse la foto con narcoterrorista Pastor Alape, no es más que un mal chiste. ¿Acaso no sabemos que estos terroristas hacen esto siempre? Entrevistan a sus victimas con un fusil en la nuca, tal como lo hiciera hace varios años el periodista amigo de las FARC, Hollman Morris, antes de la liberación de unos soldados en el sur del país, en las que se daba la gran vitrina Piedad Córdoba, otra amiga de las FARC. Hoy las FARC llaman a Telesur, la agencia de noticias castrochavista, para que lograr más resonancia internacional.


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