El silencio de los inocentes

Si fuera cierto lo que dice el presidente Santos, que la guerrilla esta derrotada y que no tuvo mas remedio que sentarse a negociar la paz, seria el gobierno quien debería poner las condiciones, no al revés, como parece serlo. En todo caso, esa negociación no seria ni tan larga ni de igual a igual, como efectivamente se ha reconocido por el gobierno.

¿Como entender que a los sanguinarios cabecillas de las FARC se les llame “militares” y que se acepte que se reúnan de igual a igual con Generales de la República? Solo puede uno pensar que es una burla a las Fuerzas Armadas, al enviar Generales obligados a sentarse con bandidos como si fueran sus “pares”.

Este tipo de afirmaciones las repiten presentadores de noticieros o conductores de programas de radio, sin ninguna vergüenza, engañando a su audiencia y favoreciendo los intereses de un gobierno que está dispuesto a todo para darle gusto a las FARC y lograr su anhelada paz, una paz con impunidad y en la que se negocia el Estado colombiano.

Cada que el gobierno quiere desviar la atención sobre algún hecho que lo desacredita, se inventa chuzadas, espionaje y hackers, escándalos que estratégicamente conducen hacia los militares, con el apoyo incondicional de los grandes medios de comunicación y por los periodistas más famosos, que ayudan conscientemente o como idiotas útiles a escalar esta guerra mediática y de desprestigio contra las FFMM.

Las FARC han manifestado que si se constituye esa comisión de militares que asesore y recomiende las posibles alternativas de cese al fuego, de desmovilización del grupo guerrillero y de la entrega de armas, ellas traerán a sus “generales” para que participen como contraparte en esa mesa, queriendo significar que están en igualdad de condiciones y los negociadores no los desmienten. Avanzan en la desmoralización de las tropas a través de la humillación.

Muchas personas hemos entendido esto como una afrenta contra las Fuerzas Armadas, mientras el gobierno mantiene una actitud complaciente con la guerrilla. Obvio que los generales ni ningún otro oficial manifestarán su inconformidad, porque si lo hacen, serán retirados acabando de un plumazo su carrera, por un gobierno que dice querer la paz pero no soporta ninguna crítica y lo demuestra estigmatizando y aplastando a todos los que no están de acuerdo con el.

Todos guardan silencio, unos por desconocimiento y otros por incredulidad. Hay un fenómeno que se dio en todos los países del Cono Sur, los ejércitos al servicio de los gobiernos, ganaron la guerra contra la subversión, en esos países hoy gobiernan los antiguos terroristas y los militares están en las cárceles.

En Colombia el avance es vertiginoso, han superado la historia del sur del continente, aun no hemos ganado la guerra, la subversión, en algunos casos, saborea el poder y los militares ya están en las cárceles. Más de 3.500 militares detenidos y más de 15.000 con procesos judiciales, en los cuales son parte crucial los falsos testigos adoctrinados por la subversión de cuello blanco. Y los ex guerrilleros, hablo de Gustavo Petro, dicen que la justicia no los puede tocar por ser “hijos de la paz” con el agravante de una justicia politizada e ideologizada que apoya estas tesis absurdas

El Presidente les dio la espalda, pudo recuperar el fuero militar y no lo hizo. Al Congreso no le importan los militares y las FARC exigen en la mesa de La Habana que se cambie la doctrina militar, mientras exigen un cese bilateral del fuego que significaría enviar a la fuerza pública a los cuarteles.

Los militares, primero están siendo desprestigiados por la prensa alimentada por una justicia mediática ilegal, posteriormente son humillados, luego judicializarlos a través de patrañas y montajes. Muchísimos Irán a las cárceles. Un buen número lo sabe pero no dice nada. Otros inocentemente darán la vida por los colombianos, por un pueblo no les agradecerá jamás. Esos soldados solo verán la espalda de sus compatriotas o una tumba en forma prematura.


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