Una frase lapidaria

En los grupos de WhatsApp, a los que muchos de nosotros pertenecemos, que se han convertido en una forma muy popular de comunciación habitual, se dice de todo: Llegan memes (caricaturas del siglo XXI), llegan videos (de todo tipo), se comparten chistes, algunos artículos de opinión, se describen eventos y se retrasmiten noticias, unas ciertas y otras falsas. Algunas personas comentan (comentamos) el día a día de la política, a otros les molesta que se hable de política y quisieran erradicarla de estos grupos con el argumento de que no se quiere polarizar.

Con esa palabreja “polarizar”, que tiene mas significados en la física que en la dialéctica, es aparentemente la más aterradora del siglo XXI y la más satanízada en estos días de turbulencia política. Sospecho que con el argumento de no polarizar pretenden llevarnos a un lugar perfecto, a un mundo ideal, en el cual todos debemos estar de acuerdo. Yo me pregunto: ¿De acuerdo en que? ¿En que no se puede discutir la realidad nacional por miedo a molestar a nuestro amigo o a nuestro pariente? Si se molesta quizás sea porque siente que no tiene razón o que no tiene los argumetos para expresar o defender como ve la realidad.

Volviendo a los grupos de WhatsApp, algunas veces, en verdad, se dan discusiones muy interesantes. Aquí también hago un paréntesis y alerto sobre la palabra “discutir”, que algunos le temen y creen que significa pelear, pero no, precisamente la RAE la define como “examinar atenta y particularmente una materia”. Discusiones sobre la actualidad suelen generar opiniones diferentes, pero eso es lo que las enriquece, poder argumentar en contra o a favor de una situación específica.

En estos días, la atención de una buena parte de los colombianos, ha estado enfocada en hechos muy preocupantes: los actos violentos del 9, 10 y 11 de septiembre de este año (2020) contra los policías a lo largo y ancho del país (fenómeno que he analizado en un articulo anterior titulado “no son vándalos, son guerrillas urbanas” que generosamente publicó El Expediente y que posteriormente publiqué en mi blog www.jebotero.com para mis habituales lectores) y en la reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia en contra el gobierno invadiendo su órbita de acción, violando la independencia de los poderes y usurpando parte de sus poderes, con lo cual desarma a los policías y logra amarrar sus manos en el manejo del orden público.

Quienes han leído mis artículos, este tema no es nuevo, -lo he expresado en una gran cantidad de artículos que he publicado en mi blog personal- pero siempre hay que seguir advirtiendo que el avance de las ideologías de izquierda, nacidas del marxismo y reorientadas por Gramsci en lo relativo a sus estrategias de como llegar al poder, son cada vez más evidentes y se sienten como “pasos de animal grande”. Y es aquí donde quiero mencionar una frase escrita un uno de esos chat, por un querido amigo, que concluyó en torno a estos temas: “Lo más grave es que nos estamos acostumbrando”.

A veces una simple frase, es mas grande que todo un tratado de filosofía y puede describir en pocas palabras la tragedia de todo un pueblo. Esta frase lapidaria nos desnuda el sentimiento de impotencia al que finalmente nos volvemos aparentemente inmunes y que otros expresan con convicción rayana en la ignorancia como “aquí no pasa nada”, “en Colombia eso no va a pasar” frase muy parecida a la decían los venezolanos, en las postrimerías del siglo XX, cuando les advertían sobre lo que pasaría si Hugo Chávez llegaba al poder, “no vale, yo no creo”.

Pues si, “nos estamos acostumbrando”! Y eso es culpa de todos los colombianos. Para hacerme entender a continuación recordemos algunos hechos, a los que nos hemos acostumbrado, y no hacemos nada, porque creemos que aqui no pasa nada. -Me disculparán si entre los hechos que recordaré no están dispuestos en estricto orden cronológico-:

Plebiscito: Santos cambió la constitución para cambiar los umbrales pensando que así lograría el éxito del plebiscito que se inventó para refrendar los acuerdos de paz firmados en La Habana. Posteriormente la Corte Constitucional, cuando analiza el acto legislativo, advierte que el plebiscito es el mecanismo que se ha definido para refrendar estos acuerdos y que, si fueran negados los acuerdos, solo por esa vía podría volverse a referndar previas modificaciones. Pero un año después, la misma Corte, aceptó que Santos se pasara por la faja esa sentencia y llevara, después de haber perdido su plebiscito, la refrendación ante un congreso untado de mermelada hasta la coronilla. Y no pasó nada, puede entenderse la complicidad entre los 3 poderes, para imponer a los colombianos lo que no se pudo en las urnas. Aunque muchos lo denunciamos, inclusive con anticipación, la mayoría se quedo callada, convencida con la idea de que “la paz todo lo justifica”. Esta ultima frase podría ser una parodia de la marxima marxista “el fin justifica los medios” (el fin es llegar al poder).

Corrupción: Nos acostumbramos a la corrupcion de las Cortes, hemos visto como se destapan escándalos sobre “El Cartel de la Toga”, se inician las investigaciones, la prensa hace un pequeño escándalo, luego se suspenden las investigaciones, la prensa no dice nada esta vez, y el asunto queda en el olvido. Es claro que la corrupción es endémica en Colombia, pero cuando la justicia se corrompe, aquí si estamos en el peor de los escenarios.

Santrich: Como exponente máximo de las aberraciones de la justicia en Colombia, vemos la jugadita de las Cortes para soltar a Santrich: Al narco lo captura inicialmente la Fiscalía a petición de la justicia de Estados Unidos. Preguntada la Corte Suprema de Justicia (como es costumbre), sobre la extradición, declaró que la competencia la tenía la JEP. La JEP, creada para absolver a las Farc, tapar sus crímenes y disculpar sus incumplimientos, dice que no hay pruebas de su participación en el narcotráfico (pruebas que todos las vimos por televisión) y ordena su libertad. La Fiscalía consigue nuevas pruebas y lo captura saliendo de la cárcel de La Picota donde se encontraba recluido. La Fiscalia nuevamente lo pone a disposición de la Corte Suprema para autorizar su extradición. Entre tanto el Consejo de Estado sentenció, contra toda evidencia, que Santrich si era congresista y que tenia fuero, aunque no se hubiera posesionado, y la Corte Suprema de Justica, lo deja en libertad al Honorable Congresista (para que pueda atender su proceso en libertad) aun sabiendo que se fugaría. Claro, Santrich fue al Congreso, se posesionó, asistío a varias sesiones con un cínismo formidable, pronunció varios discursos en los que se adivinaba el desafío y la burla hacia los colombianos. Finalmente se les voló. ¡Ahh!, pero nadie entiende que a un expresidente no se le deje atender su juicio en libertad.

FARC: ¿Alguien entiende el desafío de las FARC con el pueblo colombiano? Fíjense: mantuvieron su nombre FARC (de odiosa recordación) y en el Congreso, los Honorables Congresistas de las FARC, conservan sus ALIAS, no se les distingue por sus nombres reales sino por sus alias como cuando asesinaban, secuestraban y aterrorizaban a los colombianos. Este es un claro desafío, que se entiende producto del cinismo que los caracteriza, pero ¿a todos nosotros, nos parece esto algo normal? Pero son muchas más las muestras de cinismo y de desafío, por ejemplo haber diseñado el tribunal que supuestamente los juzgará. Quizás me anime a ampliar, más adelante, en otro escrito todos estos temas.

Fumigaciones prohibidas: Otro caso aberrante, es aquel cuando la Corte Constitucional, obedeciendo a Santos (su Patrón) prohibió las fumigaciones para erradicar los cultivos de coca. De esta forma Santos podría darle gusto a las Farc, quienes durante el proceso de paz exigieron se dejara de fumigar los cultivos ilícitos. ¿!Ehh!? ¿Habrá un error? Quizás no sea Santos el Patrón, quizás sean las FARC. Paralelamente la prensa apoya esta división y los colombianos “nos estamos acostumbrando” a la muerte de policías y soldados, mientras trabajan en la erradicacion manual. ¿A quien quiere defender la Corte Constitucional? ¿Prioriza la vida de los cultivadores de coca sobre la de los policías y soldados que mueren en esta labor? ¿Cuando habla (la Corte) del daño ambiental no se acuerda que en el procesamiento de la coca, para producir cocaina, los químicos utilizados son mas contaminantes (de rios y bosques) que el Glifosato catalogado por la OMS como “probablemente cancerígeno”? Pues el resultado de esta operación FARC-SANTOS-CORTE CONSTITUCIONAL fue el aumento del 400% de las áreas cultivadas, el incremento de la producción por hectárea en esos cultivos y por supuesto del narcotráfico. No creo que haga falta explicar más este tema, ustedes amables lectores, lo entienden claramente.

Las estaciones de policía fuera: Hace unos años, recuerdo un fallo según el cual debían sacarse las estaciones de policía de los cascos urbanos (de los pueblos), con el argumento según el cual, ante los ataques de la guerrilla la que sufría era la población civil. Es claro que quienes presentaron la acción jurídica que produjo este fallo, no era la comunidad que siempre ha estado agradecida con la policía y con los militares, sino que los accionantes eran las mismas FARC. Yo me preguntaba ¿acaso esta Corte esta del lado de las FARC? ¿que pretende esta Corte? ¿Que las FARC puedan seguir atacando poblaciones pero facilitándoles su trabajo? Pero aquí no pasa nada. Pero pareciera además que va en la misma línea del fallo reciente de la CSJ, ignorar que existe la violencia, y evitar que el Estado se defienda.

No quiero extenderme mucho más, pero no puedo dejar de mencionar el papel de LA PRENSA.

Fuerza Pública ¿agresores?: Actualmente los grandes medios están llenos de periodistas cuyo sesgo ideológico es protuberante. Sesgo que los alinea con la izquierda radical, así posen de moderados y nos quieren hacer creer que tratan de ser objetivos. Podríamos hablar de muchísimo casos, pero veamos específicamente el tema de las manifestaciones de noviembre de 2019 y de septiembre de 2020. Esta prensa sesgada se ha empeñado en hacerle creer a sus oyentes, televidentes o lectores, que la Fuerza Pública en Colombia actúa como la de Venezuela, donde el dictador la utiliza para oprimir a un pueblo que muere de hambre. Pues la realidad es bien distinta, en Colombia el Presidente, utilizando la Fuerza Pública, intenta defender al pueblo colombiano de las hordas desbordadas en violencia y salvajismo, que utilizan como mampara manifestaciones aparentemente legítimas pero que tienen en sus organizadores a cómplices del terrorismo urbano.

Dylan Cruz: Todos vimos como a Dylan Cruz lo mató una proyectil (bolsa de balines) disparado por un policia que accionó una escopeta calibre 12, catalogada como no letal por la ONU. Ese disparo fue un tiro parabólico que lo golpeó accidentalmente en su cráneo y que a la postre le produjo la muerte. Si el polícia (un capitán) hubiera querido acertarle a Dylan, no lo habría logrado, porque no fue un tiro de fusil, con el cual si se puede acertar incluso a gran distancia. ¿Porque disparar la escopeta calibre 12? Pues precisamente se estaba actuando en defensa de los habitantes y locales de la ciudad, que venian siendo saqueados y apedreados por los manifestantes.

Javier Ordoñez: Tras la muerte del señor Ordoñez, lamentable y censurable desde todo punto de vista, se desataron actos violentos que duraron varios dias. Muchos, los medios y algunos políticos, nos quieren hacer creer que lo sucedido esos dias -a partir del 9 de septiembre- fue producto de la indignación que les causó a algunos “jóvenes” la muerte de alguien que ni conocían. No es correcto, ellos (los terroristas urbanos) siempre están al acecho de algún hecho que lamentar para tratar de provocar el estallido social que han venido buscando. Desde antes, Petro, venía anunciando que las protestas de noviembre y diciembre de 2019 continuarían. Lo que no nos contó Petro, -que se ha desenmascarado por la policía y el gobierno, y que yo comenté en el artículo atrás mencionado-, es que se trata de estructuras terroristas perfectamente entrenadas y de operaciones minuciosamente planeadas. Pero la prensa se empeña en ignorar la violencia y vendernos el cuento de la indignación, de las protestas pacíficas y espontáneas.

Desarmar los policías: Como en una obra bien ensayada, aparece la Corte Suprema de Justicia, con un fallo de tutela que parece coordinado con el mensaje de la prensa, señalando que la violencia es por parte de la Policía e ignorando la violencia perfectamente planeada y ejecutada, pero adicionalmente no mencionan los derechos de los colombianos, victimas de este terrorismo urbano, que han resultado afectados por las manifestaciones violentas. Con este tipo de mensajes se viene validando la violencia, se viene maniatando a la Fuerza Pública, se ha logrado anestesiar la conciencia de los colombianos y como decía mi amigo: “lo peor es que nos estamos acostumbrando”.

Que no nos pase como a los venezolanos, que ante la evidencia decían “no vale, yo no creo”.

Twitter: @jebotero


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